¿Qué me sucedió?
Tuve un desarraigo entre mi alma y mi piel, algo a lo que podría llamar amor, pero no se define pues definir es limitar.
Lo que todos buscamos sentir alguna vez en nuestras vidas, caótico, especial, indescriptible; Una paz total te invade y te sientes invencible, nada ni nadie podrá acabar con tan dichosa felicidad, pero estás consciente que todo lo que ardió y el fuego que se desató entre su piel y tu piel será solo cenizas y punzadas en el corazón…»Mientras tanto ya lo ves, seguiremos esperando…» Un mar de sensaciones, una oleada de sentimientos hacia aquél que perturba tu alma, tu vida.
Pues, volviendo a lo inicial, no se que me sucedió. No es ese típico amor que con el tiempo se construye.
Y que me disculpen los sabios filósofos pero eso de que el amor se construye es quimera, el amor del que hablo yo, es ese que se prende en llamas, que puede suscitarse de un día para el otro, o no puede llegar a consumarse nunca y quedará en utopía.
Es ese amor mágico, que en el tiempo que llevo de vida solo lo he sentido una vez y tengo la leve sospecha que no lo volveré a sentir por nadie. NUNCA.