Preocupante

Es grave cualquier situación que me quite las ganas de escribir; de hecho para tan sólo llegar a concluir este primer epígrafe han pasado cerca de diez minutos.

No quiero escribir sobre el nombre de tan desafortunado acontecimiento que ha provocado el acabose de mis mínimas ganas de reír, pero si puedo contarles como fueron aquellas épocas doradas en donde (aunque no lo crean) volví a enamorarme como esa tonta chiquilla de quince años.

Era lunes, y como todos los lunes estaba un poco revuelta, no podía beber alcohol, (pero claro que quería hacerlo). Una llamada con duración de dos segundos de mi principal, sólo alcanzó a decirme estas palabras: Espérame en la entrada de la U, estoy a dos minutos, y colgó. Ahí estaba yo parada en la entrada de la U y llegó mi principal, le abracé fuerte porque no nos habíamos visto en mucho tiempo, a lo que atrás mío aparecería mi mejor amiga (Margareth)….

Margareth!, grité y ella lo hizo igual, al unísono, pero había alguien más acompañándola, era un chico guapo, muy guapo, alto y jocoso, coqueto y divertido… con el cabello más manoseable posible, e igual de lindo que él. Y dijo: Vamos a beber, estamos en (inserte nombre de bar/pub universitario) con unxs amigxs.

No lo pensé dos veces y asentí, vamos a beber!. Llegamos y el ambiente estaba bien, la música estaba bien, hasta la rubia cerveza estaba bien; todo parecía compaginar con ese chico, había logrado captar mi atención.

Empezamos jugando algo popular llamado, ¿Qué probabilidad hay?, en el que dos personas acuerdan un reto o penitencia y dicen al mismo tiempo un número del 1 al 3 y si es el mismo, se cumple el reto. Fue el turno del chico y le propusieron de reto que tenía que darme un pico (beso a labios cerrados), y boom que acertó con el número (3).

Ahí estaba yo, toda nerviosa, impávida, sin saber si aceptar el beso o no, sin saber si de verdad quería enredarme de nuevo en todo lo hermoso y desgarrador que es el amor; y claro, como cualquier chica consciente de 19 (casi 20) era totalmente razonable que decidiera aceptar el beso de aquél chico. Nos besamos, y nos besamos, y nos besamos…

Update: Y nos seguimos besando 7 meses después de ese primer beso.

¿Conexión instantánea?, ¿Burla a mi idea del amor?, ¿Experiencia?, ¿Amor?…

Quién sabe como se llama eso que sentí en ese momento, lo único que puedo jurar es que no lo había sentido antes, sí, quizás si era amor.