Vuelvo a escribir y esta vez con el corazón roto. Cómo no he de estarlo si él me lo hace trizas cada vez que puede. Y lo más trágico es que sé que es mi culpa, completa y absolutamente mi culpa. Por haberle dado todo, mi corazón entregado como nunca a nadie. Sé que el camino más fácil es desfallecer y yo no! soy de esas personas, a mi me enseñaron desde pequeña que esta vida es para valientes y por eso trato de serlo siempre, aunque a veces le mero mucho corazón y salgo lastima da.

El problema de fondo es ! que no veo una vida sin el, me empieza a faltar la respiración, se me hacen agua los ojos, y el corazón… Uy! El corazón, se me rompe como un hilo de seda fino. Y a veces solo cierro los ojos y vuelo, vuelo hacia un lugar donde no me alcanza nadie, solo soy yo y el dolor, un dolor que duele (valga la redundancia), que es como llorar por dentro, ese dolor tan tan… dolor!! Y no puedo seguir llorando por dentro porque me inundo, prefiero llorar, sacarlo todo y… seguir!

Nada es como esperamos…

Decidí no hablar del amor esta vez; Pues hay cosas que también importan como cualquier otra en el mundo y ya que hoy me siento muy voluble y sentimental (para variar), hablaré de lo que se requiere para soltar, dejar ir, volar…

Sucede que a las personas no se les puede obligar a permanecer, a quedarse.

Estar emocionalmente pegados a alguien no es bueno, mientras todo marcha bien se ve  M  A R A V I L  L O S O          pero luego nos damos contra la realidad y es cuando duele… quieras o no.

Las personas cumplen su rol en tu vida y cuando se culmina, es momento de decir adiós, el más puro y nefasto adiós. De pequeña tuve una de esas personas que se quedan en tu memoria y corazón por siempre, mi abuela. Desde sus delicados cariños y cuidados hasta cubrirme cuando necesitaba perseguir mis ideales y sentimientos, al igual que yo muy volubles… Ella, quién ahora necesita partir hacia nuevas aventuras, siempre fue así, tan impredecible, tan racional, tan no sé… perfecta, de esas personas que tienes el privilegio de conocer solo una vez en la vida. Quien me enseñó lo que sé, que me ama igual o menos de lo que yo la amo… La luz que nunca se apagará para mi, no importa cuanto nos separemos.

Sé que podemos contar la una con la otra y contrario a lo que ella piensa, no me resiento porque se va, no lo considero un abandono, solo la oportunidad de extrañarla y valorar cada momento aún más…

De todos modos hay cosas peores que no soportaría, como perderla para siempre.